En una reciente homilía el Sr. Obispo de Reggio Emilia-Guastalla, Italia, Monseñor D. Massimo Camisasca se refirió a la adoración perpetua y a su experiencia como adorador. Aquí el fragmento de un largo discurso improvisado:
La adoración eucarística fue la universidad de mi vida, de ella aprendí el silencio, la teología de la historia. ¿Quién lidera el mundo? ¿Trump, Macrom, la Merkel? No, el mundo es guiado por ese pequeño e indefenso pedazo de pan, que parece no hablar. En la medida de nuestra costumbre con Él, la Eucaristía nos habla continuamente y nos revela ciertos horizontes que nuestro diario afán ni siquiera sabe cómo conocer. Durante la adoración eucarística podemos ver los horizontes del universo, de la caridad universal del Padre, los horizontes de su abajamiento a los infiernos del mundo para elevar al pueblo a su rostro y a su beso. Sí, bésame Señor con los besos de tu boca, así comienza el Cantar de los Cantares. En la Eucaristía y en la adoración eucarística, besa Él continuamente a nuestra humanidad y nos lleva de nuevo a la experiencia conyugal de nuestro sacerdocio. Espero que haya más centros de adoración perpetua en nuestra diócesis. Pido a Nuestra Señora en este Año Santo del Ghiara, que crezcan los lugares de peregrinación en nuestra diócesis, como una vigilancia suprema y ayuda a los pobres. ¿No puede nuestra fraternidad renacer de todos estos caminos? Profundizando nuestra pertenencia a Cristo y a la Iglesia, nosotros, que somos un cuerpo, un espíritu, que tenemos una sola esperanza, como dice San Pablo, en la carta a los efesios, descubrimos ser miembros unos de otros porque somos miembros de su cuerpo.
Mons. Massimo Camisasca, Obispo de Reggio Emilia, Italia,
Mayo 4, 2019