Alcoy cumple su primer año de adoración sin interrupción
Lo que sigue es parte de la crónica relatada por las Hermanas Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará de Alcoy:
“Hace poco más de dos años, un 5 de octubre de 2017, comenzábamos en esta iglesia del Santo Sepulcro con dos días semanales de adoración continuada”. Grupo reducido y fiel en su cometido de adorar al Señor que fue abonando en el terreno con su perseverancia. “Apenas un año más tarde, el 21 de octubre de 2018, se dio inicio oficial a la Capilla de Adoración Perpetua”.
Manifiestan las Hermanas su gratitud por el don que el Señor ha concedido, el don de su presencia que “durante ese año ha sido el corazón de Alcoy”.
“Para Dios, mil años en su presencia son como un ayer que pasó, una vigilia nocturna… Algo así han experimentado a lo largo de este año los más de 300 adoradores: una hora delante de Dios pasa como un suspiro. Y por esa hora que uno le ofrece, Él se prodiga en gracias incalculables…”
La gratitud se extiende a los adoradores por su fidelidad, citando el caso de algunos que “incluso viajando un buen rato desde su lugar de vacaciones para no perder su cita semanal con el Señor” y también el caso de muchos adoradores “entre los no tan jóvenes, ni tan sanos ni tan desocupados, han querido dar más de una hora semanal, aún durante la madrugada” y la gran disponibilidad de voluntarios para cubrir horas cuando quedaban por algún motivo descubiertas.
Concluyen diciendo: “Sería imposible enumerar, y aún conocer, todas las gracias que Dios ha derramado a lo largo de este año en la Iglesia y en el mundo, por medio de la adoración perpetua. ¡Cuántos hombres y mujeres han entrado en este templo, sin saber bien qué buscaban, y han hallado el perdón de sus pecados en el Sacramento de la Reconciliación y con ella la paz del corazón, la luz y la fortaleza para llevar la cruz de cada día, y sobre todo el amor incondicional de un Dios que halla “sus delicias entre los hijos de los hombres”, de un Dios que “no nos ha negado ni siquiera a su propio Hijo” para que tengamos vida en Él. Aún más, aquí algunos adoradores se han preparado para el encuentro definitivo, pues en el transcurso de este año, dos de ellos han partido -así lo esperamos- a esa Vida que no tiene fin.
A la Virgen Santísima, primera adoradora del Verbo hecho carne en su seno, confiamos este nuevo año, a Ella encomendamos las intenciones y necesidades de cada uno de los adoradores, su crecimiento en número y en santidad. En su Corazón Inmaculado ponemos todos los frutos espirituales de este primer año de nuestra Capilla de Adoración Perpetua, para que Ella los perfeccione, los multiplique y los derrame sobre todos sus hijos, para gloria de Dios y salvación de todos los hombres.”
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